Luis Cernuda
(Sevilla, 1902 - México, 1963)
El 21 de septiembre de 1902, en la Sevilla de patios y callejuelas que el poeta recordaría más tarde en los poemas de Ocnos, nació Luis Cernuda y Bidón. Su padre, nacido en Puerto Rico de padres a su vez españoles, era militar de carrera y había llegado al rango de coronel de Ingenieros; su madre era hija de una francesa casada con un comerciante que regentaba una droguería en la Plaza del Pan. Antes de llegar al mundo el poeta, el matrimonio había tenido dos hijas. Sus primeros contactos con la literatura, un manual de mitología griega, un volumen de poemas de Bécquer editado con ocasión del traslado de sus restos a Sevilla y un profesor –el de Retórica- que guió sus primeros pasos en la composición.
La llegada a la Universidad en 1919 vino a propiciar otro acontecimiento relacionado con esta formación literaria: la oportunidad de matricularse en el curso que Pedro Salinas impartía, tras obtener su cátedra de Historia de la Lengua y la Literatura Españolas. De hecho, puede decirse que aquel encuentro fue crucial para el desarrollo de la formación del joven aprendiz de poeta: Salinas le recomendó aprender francés y leer a los simbolistas y los vanguardistas del otro lado de los Pirineos, le prestó un libro de Gide que -según confesaba Cernuda en "Historial de un libro"- le ayudó a reconciliarse con su propia homosexualidad e intercedió para que el joven sevillano publicara sus primeros versos en la Revista de Occidente, en 1925, a lo que siguieron varias publicaciones en Verso y Prosa, Mediodía y Carmen, revistas murciana, sevillana y santanderina, respectivamente.
Sin embargo, el afán de publicar le traería algunos sinsabores. Al año siguiente, Emilio Prados fundó en Málaga la revista Litoral, que además iba acompañada de algunos suplementos. Los tres primeros fueron Canciones, de Lorca, La amante, de Alberti, y Caracteres, de Bergamín. Salinas medió de nuevo y en 1927 aparecía el primer libro de nuestro poeta, Perfil del aire. El resquemor de Cernuda era doble: por un lado, casi todas las críticas recibidas fueron unánimemente despectivas o poco elogiosas; por otro, se le reprochó una falta de originalidad y una inspiración guilleniana que se negaba a aceptar. Todavía en 1954, en el diálogo "El crítico, el amigo y el poeta", arremetía contra las críticas desfavorables que le supusieron esa temprana decepción y se empeñaba en negar la influencia de Guillén. Tras la muerte de su madre, al año siguiente, el descontento hacia el medio provinciano en el que se ahogaba le empujó a abandonar la ciudad natal. Después de una temporada en Málaga, donde se presentó a Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, José María Hinojosa y Bernabé Fernández Canivell, partió para Madrid, conoció a Aleixandre y nuevamente se sirvió de la intercesión de Salinas para obtener un lectorado en la Universidad de Toulouse, donde permaneció durante el curso 1928-1929.
La caída del general Primo de Rivera coincide con el regreso a Madrid de Cernuda, que entró a trabajar en la librería de León Sánchez Cuesta, en la Calle Mayor, y con un cambio en su poesía, que se orienta hacia un sentido moral. Este compromiso ético coincide con un cierto compromiso político, que parece despertarse a su regreso de Toulouse, crece durante la caída de la monarquía y tiene su momento más intenso con su participación en las Misiones Pedagógicas de la República y sus colaboraciones con revistas como Octubre, fundada por Alberti. Su surrealismo personal, lírico y enigmático, todavía apegado a formas métricas y estróficas tradicionales en Un río, un amor, deja paso en Los placeres prohibidos a una afirmación libertaria, pero libertaria tanto desde el punto de vista temático –el desprecio por la sociedad burguesa, por el militarismo, por la coerción moral que ambos ejer cen y por sus valores- como formal –el verso ya decididamente libre, las imágenes osadas-. Durante los siguientes años, aunque apenas publica,continúa escribiendo –Donde habite el olvido e Invocaciones, que por la influencia de Bécquer y de Hölderlin le encaminan hacia su romanticismo de madurez, que desarrolla sobre todo a partir de Las nubes y su período inglés.
En la primavera de 1938, Cernuda llega a Inglaterra. Rechaza el alojamiento que se le procura en casa de un matrimonio inglés, pero se ve obligado a aceptar el trabajo de tutor en un campo de niños refugiados vascos, llegados en barco tras la caída de Bilbao, que dependía del Basque Children Committee. Cernuda se niega a continuar en el campo y considera incluso la posibilidad de volver a Barcelona o Valencia, si no halla algún modo de asegurarse la manutención en Gran Bretaña. De hecho, a finales de junio Cernuda abandona Londres y viaja a París, donde encuentra a su amiga Rosa Chacel. Desde allí planea regresar a Barcelona, pero pronto desecha esa idea. Mientras Stanley Richardson y otros amigos intentan encontrarle un trabajo en Londres para el siguiente curso, Cernuda -algo escéptico ante los posibles frutos de esas gestiones- proyecta ganar algún dinero en un París repleto de exiliados; incluso acaricia por un momento un pronto retorno a España, pero vuelve a Inglaterra a finales de septiembre de 1938.
Gracias a las indagaciones de sus amigos, durante el último trimestre de 1938 Cernuda trabaja en Cranleigh School (Guilford, Surrey) y en enero de 1939 se establece en Glasgow. W. C. Atkinson, director del Departamento de Español de la Universidad, le ofrece un puesto de lector que el poeta no duda en aceptar. Desde principios de agosto de 1943, Cernuda vive en el Emmanuel College de Cambridge. La lectura de los poetas románticos ingleses –sobre todo Wordsworth y Coleridge-, de los victorianos –sobre todo Browning- y de Yeats, Pound y Eliot se hace notar en su propia poesía: utiliza la tercera persona como fórmula de objetivación, el monólogo dramático para enmascarar su propia personalidad o para trasplantarse a la de un personaje histórico, depura su dicción y hace suyo el propósito de oralidad y de prosaísmo de Wordsworth, sus poemas ganan en visualidad, hace algunos intentos de poesía dialogada... A partir de ese momento, Cernuda cultiva principalmente dos formas poemáticas: el poema en verso blanco, habitualmente en endecasílabos y/o alejandrinos, y el poema-canción, habitualmente en romance octosilábico. O en cuartetas. Es también importante el libro de poemas en prosa Ocnos (1942), de carácter retrospectivo –la infancia en Sevilla es su trasfondo y el paraíso perdido su tema- y que constituye una de las referencias mayores en castellano.
Concluído su lectorado en Cambridge en junio de 1945, Cernuda trabaja en el Instituto Español, donde debía vérselas con la falta de preparación de un alumnado compuesto por extranjeros y refugiados, y acepta una oferta de Mount Holyoke College (Massachusetts, EEUU) en septiembre de 1947. Inglaterra deja una huella definitiva en su poesía, que en las últimas entregas ha introducido el tema de la guerra, de la patria, de Dios, de la revolución, junto con los muy románticos de la muerte, la soledad, la meditación ante las ruinas y la vanidad de la Historia humana.
El trabajo de profesor, que en un principio no parece desagradarle, acaba por perder su interés a partir de un hecho crucial en los últimos años de Cernuda: su visita de 1949 a México, donde se abre de nuevo ante él un espacio gemelo del de su juventud andaluza; el que evocan la luz y el aire de su mítica "Sansueña", que parece cobrar realidad delante de sus ojos. Una nueva relación amorosa le atrae además hacia este país, destino de otros refugiados españoles como Bergamín, León Felipe, Eugenio Imaz o Emilio Prados. Así, en noviembre de 1952 se decide a presentar su dimisión en Mount Holyoke y establecerse definitivamente en México. Desde allí, el poeta realizará la segunda y tercera ediciones de La realidad y el deseo, así como las de Variaciones sobre tema mejicano, Estudios sobre poesía española contemporánea, Pensamiento poético en la lírica inglesa del siglo XIX, etc. mientras completa las últimas secciones de su obra poética: en ellas –Con las horas contadas, Desolación de la Quimera- la inspiración decae en alguno momentos y se alcanza un prosaísmo y una sintaxis a veces forzada, poco natural, la lejanía de la patria, el exilio, la preocupación por su posteridad, el individualismo, la experiencia estética como liberación, el amor y la sexualidad siguen siendo los temas principales. Con la excepción de tres visitas largas a Los Ángeles en los años 1960-63, México es desde 1952 su lugar de residencia: allí, una mañana de noviembre de 1963, muere inesperadamente.
Gabriel Insausti